martes, 28 de agosto de 2012

Si tu me olvidas (Pablo Neruda)

Quiero que sepas una cosa. Tú sabes cómo es esto: si miro la luna de cristal, la rama roja del lento otoño en mi ventana, si toco junto al fuego la impalpable ceniza o el arrugado cuerpo de la leña, todo me lleva a ti, como si todo lo que existe, aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan hacia las islas tuyas que me aguardan. Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejaré de quererte poco a poco. Si de pronto me olvidas no me busques, que ya te habré olvidado. Si consideras largo y loco el viento de banderas que pasa por mi vida y te decides a dejarme a la orilla del corazón en que tengo raíces, piensa que en ese día, a esa hora levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra. Pero si cada día, cada hora sientes que a mí estás destinada con dulzura implacable. Si cada día sube una flor a tus labios a buscarme, ay amor mío, ay mía, en mí todo ese fuego se repite, en mí nada se apaga ni se olvida, mi amor se nutre de tu amor, amada, y mientras vivas estará en tus brazos sin salir de los míos.

jueves, 23 de agosto de 2012

Dos palabras

Quisiera decir dos palabras Pero la frase se atasca en los labios Y regresa hasta el alma Desde donde brota Esas palabras apagadas Permanecen guardadas Llenándose de aire caliente A punto de estallar Es un rescoldo de algo Que no puedo explicar que sobrevive al olvido Al odio, u otra emoción A la decepción, a los celos Al desengaño, a la traición Las guardo de nuevo En su cajita oscura Para que mueran de inanición

jueves, 16 de agosto de 2012

Están locos los poetas (Luis Carvajal)

-Te doy el mar, el cielo, las estrellas-. Ofrecen los poetas en sus versos. -La luna, la noche, el arcoíris, el mes de abril, montañas y aguaceros. Los poetas regalan las praderas, la magia de las flores y el invierno. Regalan los ocasos, los viernes, las campanas lejanas, el camino y el viento. Regalan a los dioses, sus milagros. Regalan los demonios y sus fuegos. Perdonan los pecados y las dudas. Prometen sacrilegios sin tropiezos. ¿Es que se han vuelto locos los poetas? ¿Es que están embriagados o posesos? ¿Cómo pretenden dar el mediodía, los martes por la tarde, el universo? ¿Quién les dijo que es suya la mañana la primavera, el canto o el suspenso? ¿Es que es suyo el vuelo de las aves; su trinar, sus colores, su aleteo? ¿Quién les dijo que pueden apropiarse del bosque, del río y su reflejo? Están locos, evidente que están locos. Lo sé bien, yo conozco algunos de ellos. Los poetas pretenden que creamos que su verbo construye mundos nuevos Por si acaso usted se encuentra algún poeta e intentase contagiarlo de misterios, no permita que una estrofa le posea. Despacito, en silencio y en secreto de la alarma, pida ayuda, no le escuche, porque puede quedar preso en algún verso. Sepa bien, los poetas nada tienen, dan de todo, aunque nada sea de ellos. Sin embargo, estos locos, casi dioses, como dioses, todo pueden con su verbo.