miércoles, 4 de marzo de 2009

Diario de una tarde de Invierno

Estoy aquí. Hermoso lugar, tranquilo lugar,
Si existiera un paraíso terrenal este sitio no tendría nada que envidiarle.
El sonido de las olas del mar, el canto de las aves, las montañas me miran desde el horizonte.
Mariposas amarillas revolotean a mi alrededor, también en mi cabeza.
Espumas, blancas espumas, cielo azul, suave brisa me alborota el cabello.
Este paisaje, me permite rencontrarme conmigo misma
Miro el horizonte y descubro la belleza de un cuadro casi indescriptible
Un tibio sol acaricia mi piel
Palmeras, arena, cocoteros, uvas playeras
y azul, cuánto azul, omnipresente azul
Y el vacío… solo se oye el sonido del viento, el vaivén de las olas
Se escuchan hasta las hojas al caer de los árboles
Y el runrunear de la brisa y el andar de los cangrejos ermitaños
Y las aves marineras
Y esa quietud, única quietud,
Todo es placidez, todo es pulcro, todo es sublime
Es uno de mis lugares predilectos, en ninguna parte estoy mejor
Es un territorio perdido del Norte de la isla,
Donde nadie puede encontrarme
Donde solo sé quien soy
Donde solo sé que quiero
Donde sólo sé que estoy

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